
La vid es una caja vidalera,
que retumba su típico sonido,
y en estío despierta la alegria
en su parche hecho ánfora de vino.
Yo te canto ¡Oh grito de la tierra!
Roturada por la reja del arado,
que levanta la trama de sarmientos,
en copiosos racimos azulados.
Que se alzan al son del infinito
como ofrenda sagrada que palpita,
en lagares que elabora su destino
de exilir en el brindis que se aguita.
Villa Unión, te saluda en la esperanza
de una nueva etapa vendimial,
al conjuro del vino y de la copla
que enardece cual soplo espiritual.
Salud viñador, que engendraste
en este suelo salobre, la simiente
de los parras cuya savia va irrigando
en sortilegio de un proficuo sol naciente.
Margarita Hugaz de Larraín.
Fuente: vibraciones del Alma.
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